Ese efecto cansino de los vídeos que ha creado Facebook sobre la vida de uno mismo me ha hecho reflexionar una cosa curiosa de mis propias vivencias y lo quiero compartir.
Los dibujos que pongo más abajo los hice allá por el año 1.989 cuando tenía unos 15 años. Por aquella época soñaba con estudiar Bellas Artes, incluso tuve la oportunidad de haber estudiado Diseño “asistido” por ordenador (así lo llamaban), que era una disciplina que empezaba a darse a conocer por aquél entonces, y que mi profesor de Dibujo Técnico del instituto, Vicente Tiburcio, me recomendó que hiciese ya que era conocedor de mis inquietudes.
Por suerte o por el destino, mi padre no entendía que esa profesión pudiese ser buena para mí y gracias a su falta de apoyo nunca me metí a fondo con ello (algo que no le reprocho porque a cambio me ha dado otras cosas).
Él quería que estudiase empresariales o alguna carrera similar, pero en aquella época yo me consideraba creativo y solo quería volar.
Con el tiempo perdí la pasión por dibujar y ese poco “talento” que podía tener desapareció.
Los años pasaron y mi vida se fue desarrollando en el ámbito de la empresa. Incluso estudié algunos Masters de gestión y dirección empresarial. Me fue gustando, aunque siempre relacionado con el mundo de la creación (diseño de producto, publicidad, diseño gráfico, diseño web) pero como yo nunca desarrollé mi faceta artística dejé de considerarme creativo y me fui rodeando de gente creativa a la que ADMIRO (con mayúsculas bien grandes).
Mi vocación frustrada fue encontrando alivio gracias a que creaba proyectos en los que vendía el talento de la gente a la que admiraba y con la que trabajaba día a día. Todo esto fue evolucionando hasta llegar a desarrollar mi actual empresa, Kuombo.
Casi sin quererlo me encontré metido de lleno en el mundo empresarial, que siempre rechacé pero que poco a poco me enamoró, y rodeado de aquello que siempre amé que era la creación y la creatividad, aunque no fuese yo el creativo y el creador.
Curiosos pasos que dibujan el destino.
Ahora ya NO cabe la pregunta de ¿qué habría sido de mí si hubiese estudiado lo que yo quería estudiar? Lo cierto es que “la cabra tira al monte” y tarde o temprano termina en él si es realmente su pasión.
Hoy soy feliz porque hago lo que me gusta y mi profesión es mi afición y mi pasión.
Para los que tenéis hijos: descubrid sus talentos y potenciarlos, que hagan lo que les apasiona y lo conviertan en el eje de sus vidas. Serán eternamente felices.
¿Eres feliz con tu trabajo?
Y para terminar, os dejo un vídeo que nos hace reflexionar sobre este tema.
Echaleku¡¡, fantástica reflexión¡¡ el video me pone la “carne de gallina”, todavia¡¡
Salud
Bernardo
Joder Javier, no te puedes llegar a imaginar lo identificado que me siento contigo. Desde tu “creatividad” , el interés por la gestión empresarial y el emprendimiento. Ojalá algún día tenga en Galicia mi “Kuombo” particular !!! jajajaja. Un saludo y sigue posteando, que nos encanta a muchos!!
Lleva la vida que quieres llevar, no la vida que otras personas quieren que lleves, porque tu solo viviras una vez, (ellos tambien) , y tu no debes redimir sus pecados o errores (si los hubiere) no malgastes tu tiempo porque no tiene precio, (no se puede comprar), e tardado en darme cuenta pero lo he hecho.
Gracias Pedro. Ya he vuelto jejejeje
Es lo que le digo a mi hijo. A mi hijo Luis le gusta el zoo y los dinosaurios, pero el cole no tanto, así que le hago sentarse y le digo, Luis cuando seas mayor si trabajas de lo que te gusta será como ir al parque todos los días por la mañana y la tarde, y me mira con una sonrisa.
Se echaban de menos tus post Javier.