Ser bloguero, como mola ¿verdad? Pues hombre, según se mire. Ni si, ni no, si no todo lo contrario.
¿Una cuestión de posicionamiento? ¿Una terapia para desahogarse contando las vivencias propias? ¿Un canal para reforzar y potenciar el ego? ¿Una acción social? ¿Una herramienta de marketing personal? ¿Una forma de ganarse la vida? ¿una fuente de trols? Tal vez un poco de todo.
El mi caso ya conté el motivo por el que se creó este blog en el artículo “¿Por qué existe mi blog?” pero lo enfoqué desde un punto de vista cronológico. En esta ocasión quiero hablar más desde el punto de vista emocional y de los riesgos y beneficios que entraña la exposición pública, sobre todo si el blog va unido a una cuenta de twitter.
Tener un blog activo es una carga más de trabajo, es otro compromiso que se adquiere con uno mismo, una nueva forma de complicarse la vida y no tener tiempo para otras cosas.
Llega a convertirse en una obligación, “tengo que preparar el post de hoy”, “hace varios días que no escribo y eso no está bien”, “no se me ocurre nada que contar hoy o no me siento con inspiración”.
A veces incluso es una fuente de dudas, “¿que pensará la gente de este post? ¿Me habré pasado mucho? ¿Gustará o me trolearán?”. Porque claro, lo lógico es aceptar la publicación de todos los comentarios aunque no sean de tu agrado o digan cosas con las que no estás de acuerdo. En este sentido he de confesar que en una ocasión no publiqué un comentario porque, más que no estar de acuerdo con el contenido del post, se trataba de un ataque ofensivo y sin razón, de alguien que no me conoce personalmente y además atentaba a la intimidad de otras personas. Consideré que no aportaba nada al propio contenido y que podría perjudicar a dichas personas, así que lo borré y fui troleado en Twitter por ello.
Y a veces te planteas ¿por qué me complico la vida tanto? ¿No sería más fácil no tener el blog o abandonarlo a su suerte? Podría dormir más horas en lugar de escribir por las noches, podría ver pelis o responder correos en el AVE cuando viajo en lugar de preparar un nuevo artículo, podría dedicar más tiempo a la empresa o a mi vida personal en lugar de dedicárselo al blog.
Si, claro que si, sería más fácil. También sería más fácil no ser emprendedor, o ser un rico heredero de una tía millonaria, o ser más alto, pero es lo que hay, es lo que he elegido y estoy contento con ello.
Además hay que enfrentarse a los miedos internos ¿o crees que cuando escribo no tengo miedo al efecto que pueden provocar los posts? Claro que tengo miedo, en cada post, cada vez que alguien responde con un comentario, cada vez que comparto un nuevo artículo con un tuit.
Soy consciente de mis limitaciones. No soy periodista ni lo pretendo, tampoco soy escritor, ni programador, ni diseñador. A lo mejor no soy nadie para escribir en un blog. A lo mejor nadie es nadie para juzgar al que lo hace.
Todo lo que escribo se basa en hechos personales, en vivencias, en experiencias propias o del equipo de trabajo de @kuombo. Todo lo que escribo son pensamientos en voz alta, muchas veces motivados por reflexiones sobre las cosas que hago. Nunca he pretendido sentar cátedra ni ser verdad absoluta, solo compartir.
¿Y el ego? Esto si que es difícil de reflexionar puesto que todos tenemos algo de ego. A todos nos gusta agradar, a todos nos gusta que nos regalen los oídos. Pero muy pocos lo reconocen públicamente o simplemente tienen vergüenza de hacerlo.
¿Es actitud egocéntrica publicar que he dado un curso o una charla? ¿Es actitud egocéntrica compartir una aparición en medios de comunicación?
Recuerdo la primera vez que tuve que hablar en público por temas profesionales. Fue en un MBA que estudié en Fundesem, allá por el 2004. Estaba muy acostumbrado al cara a cara, a vender y hablar con desconocidos, llevo haciéndolo 21 años, pero hablar en público en un auditorio para defender un proyecto, delante de gente que sabía mucho más que yo, era terrible y me moría de miedo de quedar mal.
La mejor manera de superar los miedos es enfrentarse a ellos, así que te armas de valor, aprietas los dientes y te pones delante de la gente y comienzas a hacerlo.
En aquella época coincidió que me ofrecieron las primeras apariciones en prensa y TV, algo que también me aterraba por la exposición pública a la que te enfrentas, pero que por otro lado aporta una visibilidad y marca personal importante que hay que aprovechar.
Después comencé a dar clases y charlas. Era la etapa de Vodafone, allá por el 2006. Me decía mi jefe y amigo Luismi (con mucha razón) que lo hacía muy mal, que era soso y monótono, en definitiva aburrido. Eran cursos sobre negociación, ventas y técnicas comerciales y algunas charlas sobre el uso de los smartphones en las empresas. La verdad es que se me hacía complicado convertir ese contenido, tan serio para mi, en una actividad divertida.
Con el tiempo comprendí que era cuestión de práctica, de hacerlo muchas veces, de entrenar, de estudiar, de prepararse, de ser autocrítico y de no tener miedo a la crítica ajena. Comprendí que esos malos tragos que pasaba antes, durante y después de aquellas actividades, pronto darían sus frutos.
Igual que escribir en un blog, las actividades de alta exposición pública como presentar proyectos ante tribunales o inversores, impartir formación, dar ponencias o ser entrevistado en los medios de comunicación, son un ejercicio de crecimiento personal y de reflexión. Si además los compartes públicamente en un blog personal, multiplicas tu exposición y por tanto te implicas más en hacerlo lo mejor posible.
Y a veces pienso ¿compensa todo esto? ¿Se volverá en mi contra algún día? Todo lo hecho queda plasmado, todo lo escrito queda para siempre, cualquier aparición pública queda a la vista de todo el mundo.
Pienso que solo hay una forma de que sea en positivo y es “siendo uno mismo“, teniendo una actitud muy sensata a la vez que siendo sincero con los sentimientos y pensamientos que se transmiten.
Y con cada post, con cada comentario que leo o respondo, con cada clase, con cada charla o ponencia y con cada aparición en medios, consigo ser más yo, más transparente, más claro. Es como un entrenamiento, como todo en la vida, una superación personal.
Y cuando llego a esa conclusión es cuando llega la paz interior y siento que todo el esfuerzo y todos los retortijones de estómago han merecido la pena. Y es entonces cuando intuyo que, aquellos que critican gratuitamente estas actividades, lo hacen porque no son capaces de enfrentarse a sus miedos y tal vez desearían poder hacerlo.
Sea como sea, aquí queda eso. Feliz semana 🙂
¿Y tú tienes miedo?
Que grande eres socio 🙂
Gracias hector. Tu blog será algo grande porque es especial 🙂
Me ha gustado el post, lo has planteado de manera muy amena. Además me identifico con lo que escribes. ¿Por qué no dejo mis blogs y veo más películas, duermo más y salgo más a pasear? Por la simple razón de que no trascendería. Costará trabajo pero el hecho de dejar algo plasmado es importante, no por el hecho del ego y que te sientas mejor, sino más bien por ayudar a alguien; claro que el ego es importante, hay que tener una cierta cantidad para dedicarse a esto y enfrentarse a la opinión pública.
No llevo mucho como bloguero (año y medio) pero he sacrificado muchas cosas por escribir, y ahora comienzo a ver los resultados. Ha valido la pena por supuesto, y es algo que no pienso dejar =)
¿Miedo?. Nos formamos en la cultura del miedo. Cuanto más miedo tienes, más poder tienen políticos y religiones. A mí me funciona la terapia de choque de Steve Jobs: “Recordar que vas a morir es la herramienta más poderosa para evitar caer en la trampa de pensar que tienes algo que perder. Las expectativas de los demás, el orgullo y el miedo al ridículo, se desvanecen ante la muerte.”
Aunque he de reconocer, que frente a la frialdad de una cámara, no siempre funciona 😉
Gracias por compartir, doy fé, de que lo que haces requiere de un gran esfuerzo y disciplina personal.
A la pregunta que si compensa, pues no se pero creo que compensa menos no hacerlo. Yo, como sabes, acabo de empezar y en realidad no me importan los resultados, de momento me lee mi mujer, mi madre y mis amigos y con eso me conformo así saben lo que pienso y lo que me gusta.
Con esto he contestado a tu pregunta del fina…no fear 🙂