El otro día, por Twitter, el amigo Carlos Cordón (@cmcordon) me retó a escribir sobre un tema caliente que a más de uno le está tocando las narices.
Fue a raíz de los comentarios que suscitó otro tuit, en este caso del bueno de Alberto Torron (@atorron), que decía así -En la primera reunión un mayorista te explica que compite con sus clientes con otro nombre como minorista #fail.-
Yo pregunté, a modo de reflexión, que por qué lo veían algo negativo, no el hecho de ocultarlo si no el hecho de hacerlo.
A lo que Carlos Cordón replicó que, a él le parece competencia desleal, argumentando que, vender a un usuario al mismo precio que a un minorista suyo (del distribuidor), no es una buena práctica.
Buen tema para un post ¿verdad? Mi intención, al aceptar la propuesta de escribir sobre ello, no es otra que poder crear un debate sobre “la lealtad Vs la libertad“, sobre “el precio Vs el valor añadido” y sobre “la competencia desleal Vs el libre mercado“. Después que cada uno tome sus propias decisiones en base a sus propias conclusiones.
Índice de este artículo
1.- Sobre la lealtad Vs la libertad:
El mundo empresarial en general y el de la distribución en particular ha estado, durante muchas décadas, establecido en una estructura muy fija hasta la llegada masiva de internet y del comercio electrónico. Desde la creación de la distribución tradicional se fijaron una serie de pautas por las que un mayorista distribuía a un canal minorista, el cual vendía a un consumidor final. Incluso es probable que hubiera varios escalones de mayoristas que se vendían unos a otros atomizando mercados hasta llegar a la tienda de calle y desde ésta al consumidor.
Algo muy parecido ocurre con las marcas, las cuales venden directamente a tiendas a través de sus comerciales, propios o multimarca, o canalizan su producto a través de mayoristas, por mercados o países, los cuales ya tienen su estructura de comerciales y minoristas que terminan desembocando en consumidores finales.
Lo leal, en este caso, es seguir jugando con las mismas reglas con las que se ha jugado siempre, sin salirse de esa estructura piramidal en la que los márgenes que cada uno incrementa al producto van encareciendo a este y repercutiendolo siempre sobre el consumidor final. ¿O no es así?
Pongamos un ejemplo:
- Al fabricante: Un producto le sale de coste a 10€ y según sus cálculos de volumen de venta y de costes generales necesita cargarle un 30% al coste para venderlo al mayorista. Supongamos que, en este ejemplo, el fabricante fabrica sobre los pedidos que le han hecho sus clientes mayoristas y no asume stocks, además de vender cantidades muy grandes.
- Al mayorista: Ese producto le sale de coste a 13€ y según su estudio necesita cargarle otro 30% para venderlo al minorista. Supongamos que el mayorista ha comprado sobre los pedidos que le han traído sus comerciales y tampoco asume stock, y además vende por lotes.
- Al minorista: Ese producto le sale de coste a 16,90€ y según su estudio, y teniendo en cuenta que lo que no venda lo va a tener que saldar, necesita cargarle un 100% para venderlo al consumidor final. Puntualicemos que el comerciante ha comprado sin saber lo que va a vender, solo lo puede intuir por su experiencia, y lo que no se venda ni se salde se lo come con patatas. Además, si se vende más de lo previsto y rompe stock, y ya no puede reponer porque su canal de proveedores no tiene stock, también pierde dinero.
- Al consumidor final: Ese producto le sale a 33,80€, que ya puestos se lo redondean a un número bonito y le ponen 33,90€.
En esta fiesta de la distribución (simulada, ya que cada producto, canal o mercado tendrá unos márgenes diferentes y unas formas de garantizar stock diferentes), el producto ha engordado en 23,90€ a partir de un coste de fabricación de 10€. Un PVP de 33,90€ supone un 239% de incremento sobre el coste de 10€ del fabricante. He de decir que conozco comercios en los que le cargan a su coste entre un 150% y un 200%, así que imaginad los márgenes intermedios que puede haber en algunos sectores.
¿Creéis que con este planteamiento a un fabricante o a un mayorista nunca le ha surgido la tentación de tener su propia tienda física final para llegar al consumidor con todo ese margen? Pues claro que si. Es más, ha ocurrido en innumerables ocasiones y casi nunca ha transcendido a la opinión pública y el canal nunca se ha enterado (aunque pudiera sospecharlo).
¿No es leal que el fabricante o el mayorista quiera tener su propia tienda física final? ¿Por qué no va a tener esa libertad? No solo le va a hacer ganar más dinero, también le va a ayudar a conocer el punto final del consumidor y por tanto el mercado y las necesidades. Claro está que a cambio tendrá que asumir stocks y modificar su modelo de negocio en cuanto a compras y distribución, atención al cliente, etc.
Incluso muchas marcas han montado sus propias tiendas con su firma a pie de calle ¿y alguien ha puesto el grito en el cielo? No (o rara vez), porque a un comerciante que vende la marca “ACME” en Sevilla le afecta poco o nada que ACME ponga una tienda propia en Madrid.
Metamos a internet y al comercio electrónico en la ecuación.
Cientos de tiendas finales se ponen a complementar sus tiendas físicas con tiendas online, y ahora, esas tiendas que competían con otras en sus mercados locales empiezan la guerra en el mercado global de la red. Ahora ACME se puede encontrar en miles de tiendas físicas de un país, además en cientos de tiendas online a golpe de click, pero también ACME se ha puesto a crear tiendas físicas con su marca y ha creado la tienda online oficial ACME.com.
¿El mayorista se va a quedar parado mirando al palomo? No lo creo, montará también su propia tienda online B2C en la que venderá ACME y el resto de marcas que trabaja en su distribución. Pero también tendrá que modificar su modelo de negocio para atender a un cliente final al que no está acostumbrado a tratar.
¿Es desleal? Claro que afecta al comerciante final tanto offline como online, pero el mundo ha cambiado y la tecnología nos permite saltarnos las barreras físicas cambiando los modelos de negocio. ¿Por qué no vamos a permitir que se cambie? ¿A caso el comerciante solo vende ACME? ¿A caso le va a ser fiel a la marca o al mayorista y no va a cambiar nunca de marca?
Creo que la libertad de movimiento y de estrategia debería prevalecer a la falsa lealtad que se supone que debe de existir. Ahora los canales ya no son lineales ni piramidales, si no que tienen múltiples aristas. Ahora tu proveedor o tu cliente puede ser a la vez tu propia competencia.
2.- Sobre el precio Vs el valor añadido:
Pero que se haga o no se haga no es el único problema que muchos vendedores exponen cuando sus proveedores les hacen la “competencia” a pie de calle o a golpe de click. Lo gordo viene cuando la marca o el distribuidor se dan cuenta de que al no tener intermediarios pueden reducir el PVP de 33,90€ a 19,90€ o incluso a los 16,90€ a los que vendían al comerciante. Total, les han costado 10€ de fabricación.
Eso si que es duro, ver cómo en internet puedes ver la marca que tu vendes al mismo precio al que la compras.
Pero que esto ocurra no es tan fácil por varios motivos:
- Muchas veces el fabricante ha fijado unos precios de venta final recomendados u obligatorios para proteger al canal o para posicionar su marca en un estatus determinado
- Cuando el fabricante o mayorista, que se mete en este mundillo de la venta final, se da cuenta de que tiene que incrementar sus costes para atender al consumidor, debe subir los PVP o entrará en pérdidas.
- Cuando dicho fabricante se da cuenta de que para hacer esa venta final debe asumir un stock al que antes no hacía frente, vuelve a ver que debe subir los PVP o asumirá demasiado riesgo.
- Cuando descubre que la venta a cliente final, ya sea a través de canales offline o de comercio electrónico, no es tan fácil, muchas veces desestima la estrategia y vuelve atrás o directamente ofrece una pésima atención al cliente.
De todos modos, aunque terminen descubriendo la forma de hacerlo y puedan vender en PVP al mismo precio al que le venden al canal, ¿qué hay de malo en ello? Para el consumidor final es genial, mismo producto más barato. ¿Dónde está el problema?
Pero ojo, que el consumidor no siempre compra solo por un precio más barato. Y es aquí lo importante de ofrecer una propuesta de valor diferente a un precio barato (si ese detalle puede considerarse propuesta de valor).
En mi caso prefiero mil veces comprar un juguete para mi hijo en demartina.com que en amazon.com aunque en el segundo sea más barato. Prefiero la confianza de comprar en un comercio cercano, que me asesora sobre lo que mejor me conviene, que me da garantías personales de devolución o cambio y que me trata de tú a tú.
Eso mismo pasa con el comercio local, que debe encontrar propuestas de valor y formas de diferenciarse y de fidelizar a su comprador para que pueda competir con algo de margen.
3.- Sobre la competencia desleal Vs el libre mercado:
¿Es leal que una marca venda al cliente final al mismo precio que al minorista? No se si será leal pero desde luego es libre de hacerlo y de asumir las consecuencias que pueda tener para él. Aquí está lo bello del libre mercado.
¿O es más leal (en este caso para los compradores finales) que todas las tiendas en las que se vende la marca ACME tengan la obligación de poner el mismo PVP por imposición de la propia marca?
Creo que siempre el gran olvidado es el consumidor final, que tengamos presentes que somos todos, porque todos consumimos.
Deberíamos de poder tener la libertad de buscar la mejor relación entre calidad de atención y precio. Así todos los comerciantes, tanto offline como online, tanto tenderos de toda la vida como mayoristas o marcas evolucionados a vendedores, tendrían la obligación con el propio mercado de mejorar incesantemente y no dormirse.
El consumidor final es el eje de todo, la excusa misma que justifica que todo lo demás exista.
Pensemos más en él y menos en si los demás hacen o deshacen.
¿Y tú que opinas?
Debido a la gran cantidad de enfoques en los comentarios, he querido hacer un pequeño experimento en el siguiente post “Experimento ecommerce: Guerra entre mayoristas y minoristas“.
Bueno, lo cierto es que esto se da en ambas direcciones. Hay mayoristas que venden directo sin pasar por minorista, y minoristas que se saltan a las mayoristas por el mismo motivo, buscar un mayor margen. Las mayoristas parten con la ventaja de una exclusividad que las minoristas no suelen tener.
Por desgracia es lo que hay, allá cada uno, es cuestión de sopesar pros y contras, sobretodo teniendo en cuenta la especialización de cada uno (ser mayorista no es lo mismo que ser minorista, y viceversa) y la inversión necesaria, y por supuesto las repercusiones que puede provocar.
Que la mayorista trate de hacer participes a sus clientes minoristas me parece francamente difícil, porque por mucho que lo trates de vender de otra forma, pasas a ser competencia. Y con margen amplio para jugar, es muy fácil caer en la competencia desleal.
Un caso diferente sea que la mayorista abra un comercio electrónico si sus minoristas son tradicionales, por tratarse de un canal de venta diferente. Pero a día de hoy supongo que ya todo el mundo vende a través de la red.
Pensando tanto en negocio online como en tradicional, no creo que el poder esté únicamente en manos de las mayoristas. Perder a una minorista significa perder volumen de ventas y dejar de hacer llegar tu imagen y productos a nuevos clientes, o unos clientes a los que no llegas. Y para una minorista no tiene porque significar la perdida de volumen de ventas (potencialmente sí, y lo normal seria que afecte). Como bien mencionas en el articulo, la fidelidad y confianza del cliente en la minorista está a veces por encima incluso del producto. Y más en internet, donde conseguir confianza es un hueso duro de roer.
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Ricardo, muy interesante reflexión, gracias.
Un tema caliente, ya lo puedes decir, personalmente me encuentro en el día a día con el dilema de ayudar a decidir a mayoristas si deben lanzarse o no a vender online, ellos tienen miedo, mucho miedo a que sus Clientes (minoristas) se ofendan y dejen de comprar su marca. Es un miedo lógico, tienen toda la razón en tenerlo, más aún en los tiempos que corren… Pero el mundo está cambiando y los minoristas lo van aceptando, de lo contrario en un periodo de tiempo se quedarán sin ninguna marca que comercializar. Entonces el mayorista se plantea, bueno cuando llegue ese momento entonces me lanzaré. Pero amigo mío quizás en ese momento llegues tarde a la fiesta. Mi conclusión despues de debatir mucho este tema, es que el problema no es si como mayorista debo emprender la aventura del comercio minorista a traves de internet, el problema es el como hacerlo, hay reside la clave para hacerlo y hacerlo bién. La formula hay que pensarla y debatirla sin prisas y buscando soluciones a los problemas que nos pueden plantear. El “como” es la respuesta, cada caso es distinto pero hay cosas que deberían tenerse en cuenta. Por ejemplo, dile a tus Clientes minoristas que no tratas de hacerles competencia desleal, que no vas a abusar bajando precios, que vas a detallar en tu tienda on-line las tiendas físicas donde pueden adquirir también el producto. Haz participe del proyecto a tus Clientes, integralos en la equación, la inversión realizada en tu comercio online, también les aportará beneficios a ellos porque los Clientes pueden llegar a sus tiendas a traves de tu tienda online, creales la espectativa de que tus productos van a tener mayor publicidad y eso les beneficiará a ellos también, dales la opción de entregar en sus tiendas. No te escondas, hazlo abiertamente y transformarás el problema en una base sólida de relación, aprovecha el problema y dale la vuelta para conseguir fidelizar a tus comercios minoristas. Piensalo detenidamente, busca la fórmula, vale la pena porque ese esfuerzo de pensamiento no lo realizarán otras marcas y tu Cliente minorista lo agradecerá y se sentirá parte del proyecto. Hay muchas fórmulas, y puedo asegurar por experiencia que funcionan, he sido participe en varios casos y ha sido todo un éxito.
Si tu red de distribución te da una patada, tienes un problema, pero haz el ejercicio de preguntarte la razón, porque no creo que sea por el tema que estamos tratando. Hazte una pregunta, ¿vale la pena tener una red de distribución que no aporta nada, es un simple intermediario, no aporta valor y puede perjudicar a tu marca con malas prácticas o mala atención al cliente?