Está muy de moda adaptar las plataformas ecommerce a los dispositivos móviles. Ahora todas las tiendas online, webs y blogs las queremos optimizadas para smartphones y tablets. Lo primero que nos pregunta un cliente es “¿Mi web se podrá ver en un iPhone?” Y aunque la respuesta va a ser siempre que sí, no tengo muy claro que el sentido de la pregunta sea siempre el mismo en todos los casos.
Profundicemos en esto.
El uso de dispositivos móviles con navegador web está cada vez más extendido, eso es un hecho comprobado, y es raro ver a alguien que no tenga una Blackberry, un Samsung, un HTC, un iPhone o un iPad. Incluso aunque no tenga línea de datos asociada seguro que tiene Wifi.
Cuando vemos las analíticas de nuestras páginas comprobamos que los porcentajes de navegación desde sistemas operativos tipo Blackberry, Android o iOS, son cada vez más altos y esto hace que muchos se pongan nerviosos y lo expresan con frases del estilo “tengo un montón de gente que entra a mi tienda desde el iPhone y no puede comprar con facilidad, así que adáptame la tienda al iPhone“.
Pero ¿Cuál es el concepto de adaptación que hay que usar? ¿Tenemos que hacer un nuevo diseño para cada dispositivo y sistema operativo o por el contrario debemos hacer que la página se vea siempre igual en todos los navegadores de todos los teléfonos? ¿Se debe adaptar la web y la usabilidad a los dispositivos o son estos últimos los que deben adaptarse a las necesidades de los usuarios? ¿Basta con tener un diseño adaptado al navegador del smartphone o debemos plantearnos crear una APP para descargarla desde el APP Store de la marca que toque? ¿Siendo así hay que hacer un APP para cada marca, (Blackberry, Android e iOS) o decidirnos por una de ellas apostando por la que mejor feeling nos de?
Hace años, cuando trabajaba en Vodafone y vendíamos Blackberrys, se puso de moda adaptar los programas de gestión vía web a esos smartphones. Es cierto que fueron una revolución y además de ser los primeros fueron los únicos medianamente decentes que hubieron durante mucho tiempo. Pero la tecnología evolucionó más rápido que nuestra forma de entenderla como usuarios, y no era raro descubrir cómo muchas empresas, que habían gastado cantidades indecentes de dinero para hacer dichas adaptaciones, poco después tenían que volver a hacerlo porque algún departamento había decidido pasar de Blackberry a iPhone.
Otra corriente fue la que se inició en las famosas APP‘s. Creaban programas específicos para los dispositivos que en lugar de acceder vía web lo hacían desde dicho programa instalado en local. La locura venía cuando las versiones del sistema operativo cambiaba y con ellas la reprogramación de las aplicaciones a velocidad de vértigo.
Lo que está claro es que estamos descubriendo un mundo nuevo en el que hay pocas referencias sobre las que apoyarnos. Tal vez mirando a EEUU podamos encontrar experiencias para tomar como base sobre la que formar un criterio, pero lo que allí pasó hace un año no tiene por que ser la corriente que deba persistir aquí y hoy.
Entonces ¿Cuáles con las respuestas apropiadas a las preguntas anteriores? ¿Nos va a tocar seguir tomando decisiones en base al famoso “prueba y error”?
Lo que si que tengo claro es que las cosas hay que hacerlas bien, y eso implica un estudio previo y una inversión. Así que voy a intentar exponer las respuestas a estas dudas desde el punto de vista del presupuesto, con diferentes opciones para que cada cual tome las decisiones que crea más convenientes.
Opción 1: siempre la misma experiencia.
Esta es la más fácil y la más barata, por tanto la más recomendable si queremos probar lo que sucede en nuestra tienda online desde los smartphones o tablets sin invertir demasiado dinero.
Consiste en conseguir que la web se vea siempre igual en todos los navegadores, ya sean de una pantalla pequeña como las de las blackberrys de teclado o una grande como las de un Galaxy Tab.
Aquí debemos hacer un trabajo de optimización de imágenes y de textos para que el diseño sea igualmente usable en pantallas pequeñas o en pantallas grandes, pero siempre habrá un margen de error.
Es barato, pero la parte negativa es que en las pantallas pequeñas necesitaremos la lupa 🙂
Opción 2: un diseño adaptable al tamaño de la pantalla.
Esto lo conseguimos con la tecnología Responsive Web Design que facilita que la estructura del diseño cambie en función del ancho de la pantalla.
Es una forma de diseñar que va a tener en cuenta el ancho para redistribuir los elementos y así se verá bien en todas las pantallas sin necesidad de hacer un diseño específico por dispositivo.
No nos engañemos, trabajar en responsive es algo más caro que diseñar de la manera tradicional, puesto que lleva más tiempo. Además el resultado final no siempre es bueno puesto que cambia la usabilidad en cada tamaño y no es fácil de controlarla en todos los casos, de manera que dejamos ese factor un poco a la deriva.
Se puede afinar la usabilidad pero entonces necesitaremos dedicarle más tiempo y por tanto más presupuesto.
Opción 3: un diseño para cada dispositivo.
Muy similar a la anterior. Pero aquí podemos ir haciendo estudios de usabilidad específicos para cada pantalla y tipo de usuario, aunque claro, es como si tuviéramos que diseñar una tienda online para cada pantalla. Traduce esto en términos de presupuesto.
Mucho ojo, esto no quiere decir que pillemos la primera cutreplantilla de diseño para iPhone que veamos y la encasquetemos a cascoporro porque hay que tener un diseño para smartphone. Que conste que eso me parece una cutrez.
hablo de hacer un diseño estudiado para cada dispositivo y tipo de usuario.
Opción 4: para smartphone y tablet diseña un app.
Esto ya es “crème de la crème“. Multidispositivo real, adaptado a la experiencia de uso más extrema.
Un app de Apple tendrá en cuenta las características de usabilidad de sus usuarios, lo mismo en las de Android. Pero en términos económicos será la opción más cara puesto que ya no solo hablamos del tiempo invertido en el diseño si no que se trata de lenguajes de programación totalmente diferentes.
Si tienes suficiente presupuesto, esta opción es la más acertada y conseguirás maravillas como las tiendas online para iOS de Inditex y Mango. No solo son perfectas para navegar si no que consiguen enganchar a sus visitantes y mantenerles más tiempo delante de la tienda del iPhone que en la del ordenador.
Como veis es cuestión de presupuesto, pero no pretendas tener unas tiendas online para iPhone y para ordenador como las de Zara si no tienes presupuestos similares 🙂
Ya te digo, depende del presupuesto. No me gusta limitarme a un template, sobre todo en ecommerce.
Ni tiene nada que ver hacer un blog que una tienda. Pero ya te digo que eso es muy personal de cada uno.
Bueno, un 25% es una cantidad importante, sobre todo con el típico cliente que lo quiere todo con bajo presupuesto. No lo digo por nosotros, si no porque lo he vivido en etapas anteriores.
Lo de modificar un Theme, si, lo hace mucha gente, pero en nuestro caso ya solo hacemos diseños a medida. No usamos themes y por tanto tampoco para el responsive. Por lo menos con los eCommerces. Otra cosa es un blog o una web.
Hola Iñaki. Lo del responsive creeme que si te metes a hacerlo bien, y no me refiero a pillar un template y modificarlo, puede ser una carga importante de horas.
Lo que apuntas de que la misma web para todos los dispositivos no es buena opción estoy de acuerdo, pero si no tienes presupuesto no hay más opción 🙂
No se puede tener pico de rico y bolsillo de pobre.
Hola Victor, efectivamente esa combinación es la más acertada y la que más inversión requiere. Gracias por tu comentario.
El problema de las apps es que se nos olvida que el usuario deberá conocerla e instalarla antes de empezar a usarla y eso es mucho pedir hasta para zara.
El responsive design si se plantea bien desde el principio no debe suponer un incremento de presupuesto tan grande.
Sinceramente la misma web para todos los dispositivos no me parece una opción.