El miedo del emprendedor

En mi anterior post de “Mamá, quiero ser bloguero” estuve reflexionando sobre las emociones positivas y negativas que fluyen cuando te expones públicamente, por motivos profesionales, en un blog, en redes sociales y en medios de comunicación. Y haciendo esta reflexión me di cuenta de que el miedo estaba presente en todo el proceso. Entonces pensé ¿el emprendedor decide emprender porque no tiene miedo o porque se enfrenta a él?

Justo el día después estuve con @lauracastll en un taller que organizaba el cole de nuestro nene, en el que nos hablaron de emociones y de la forma en que las trabajan para la educación de los peques. Casualmente también salió a relucir el miedo como elemento importante en nuestra personalidad y desarrollo.

Apunté tres frases que me parecieron interesantes, y ahora me gustaría desarrollarlas reflexionando sobre mis experiencias como emprendedor, y sobre la forma en la que afronto los diferentes miedos del día a día.

* Primera frase: El miedo es una emoción básica que viene de serie.

Al parecer, según dicen los psicólogos, nacemos con el sentimiento de miedo. Miedo a salir del vientre materno y enfrentarnos al mundo, miedo a quedarnos solos siendo unos bebés indefensos, miedo a tener hambre, miedo a lo desconocido, miedo a todo.

Por tanto, la frase que puso en twitter mi amigo @HectorPrats “el emprendedor de raza no tiene miedo” no sería apoyada por los psicólogos y argumentarían que TODOS tenemos miedo. Los emprendedores de “raza”, los de no raza, los trabajadores, los funcionarios, los toreros, los boxeadores, los futbolistas, los mayores, los jóvenes, los hombres, las mujeres y los niños.

Yo he sentido miedo en muchas ocasiones.

Cuando emprendí por primera vez a los 18 años, cuando me dirigía a mis clientes y les explicaba lo que vendía y me miraban fijamente mientras yo les hablaba. Me temblaba todo.

Cuando iba a entrevistas de trabajo en etapas posteriores de mi vida profesional. Cuando eran mis primeros días en cada trabajo.

Cuando monté mi primera empresa con socios y cuando presenté el proyecto a nuestro principal cliente. También cuando abandoné Inditex para dedicarme en cuerpo y alma a esa empresa.

Por supuesto tuve miedo cuando me arruiné al quebrar esa empresa y mucho más miedo cuando tuve que enfrentarme a mis deudas.

Mucho miedo cuando tuve que volver a empezar desde cero trabajando nuevamente como comercial y más miedo cuando iba ascendiendo de puestos en la empresa y asumiendo nuevas responsabilidades.

Uno de los momentos de más miedo fue cuando terminé de liquidar mis deudas y me propuse emprender de nuevo con logocomunica.com

Tremendo miedo cuando me tuve que mudar con mi ex-mujer a Valencia para empezar de cero con ese apasionante proyecto y mucho más miedo cuando contraté a mi primer trabajador de esa época.

A partir de ahí he tenido miedo con cada contratación, con cada despido, con cada problema y con cada reto. Sobre todo cuando hace un año estuvimos a punto de perder la empresa por unos problemas tecnológicos.

Miedo al reenfocarla de nuevo y explorar nuevos caminos, nuevos retos, nuevos tipos de clientes. Y sobre todo mucho miedo cuando decidimos cambiar de marca a kuombo.com

Quien diga que no tiene miedo con ese tipo de momentos vitales, es muy probable que sea porque simplemente no quiere reconocerlo. Tampoco pasa nada, cada cual lo expresa a su manera.

Lo que está claro es que el miedo es algo universal a todos pero ¿por qué existe el miedo?

* Segunda frase: El miedo es un método de defensa.

Por lo visto, cuando nuestro cerebro detecta una situación peligrosa se activa ese sentimiento. Es una alerta, algo que nos dice “ehhh, tú, estate atento y no la líes“.

Y yo me pregunto ¿no es peligroso emprender? Es como saltar al vacío sin paracaídas, es como caminar sobre la cuerda floja sin red, es como entrar en una jaula de leones sin látigo ni defensa.

No quieres fallar, en ninguna de las decisiones que tomas. No PUEDES fallar, sería fatal. Es una carga de responsabilidad impresionante que activa todas las alertas en cada toma de decisión.

El miedo te hace estar alerta, te obliga a reflexionar sobre los pasos que tienes que dar, te ayuda a no precipitarte. El miedo amplifica todos tus sentidos, focaliza la atención a los puntos de peligro. El miedo te ayuda.

Solo hay un riesgo, y es que el miedo te supere y te bloquee la capacidad de decidir o la lucidez en la forma de hacerlo y no te permitiese avanzar. Pero igual de peligroso sería no tener miedo, y por tanto ser un irresponsable kamikaze.

Por tanto ¿qué podemos hacer con ese miedo?

* Tercera frase: El miedo se cura con el conocimiento.

Recuerdo que cuando boxeaba que me encantaba subir al ring, tanto en el gimnasio como en competiciones. Pero a medida que se acercaba el momento me entraba un miedo terrible a lo desconocido ¿me tocaría un animal y me rompería las costillas?, ¿quedaría mal delante del público que iba a ver los combates? Y entonces, cada vez que recordaba esa sensación, entrenaba más duro en el gimnasio, más horas, más concentrado, practicaba más técnica, más fondo. Y no me quedaba únicamente en lo que practicaba en el gimnasio si no que me grababa en video las sesiones para luego verlas en casa y analizar cada paso, cada movimiento, cada fallo. Además leía libros de entrenamiento, veía combates de otros compañeros que también grababa y por supuesto combates de grandes profesionales para buscar la inspiración.

Cuando subía al ring y me entraba el miedo recordaba todo ese proceso de entrenamiento y me ayudaba a concentrarme. Pasase lo que pasase estaba preparado y lo daba todo.

En el plano empresarial y emprendedor sucede lo mismo. Para controlar el miedo en una sesión de consultoría, en una presentación, en una ponencia o en una clase, la preparo mil veces, me documento, la analizo, la repito, la reflexiono y la mejoro.

Cuando tengo miedo a la hora de tomar una decisión sobre el funcionamiento de la empresa, recopilo todos los puntos de vista posibles, me documento sobre temas similares, hablo con mi equipo y con nuestros asesores, barajo todas las posibilidades, reflexiono sobre lo que me dicta la intuición, me apoyo en la experiencia de situaciones similares y elijo un camino afrontando todas las posibles consecuencias.

La conclusión es que el miedo existe, está presente en todo momento, es necesario para la supervivencia y se cura con el aprendizaje y el conocimiento.

No tengas miedo al miedo, no pares de formarte, no te bloquees y ante todo disfruta del momento.

Actualización del domingo 02/12/2012

Leyendo los comentarios y reflexionando sobre el tema, me he dado cuenta de que hay un tipo de miedo que motiva, que segrega adrenalina y que inspira el reto. He descubierto que el miedo ME PONE jeje.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

30 comentarios en “El miedo del emprendedor”

  1. Héctor Colmenares

    Pocos blogs concluyen como tu articulo, he experimentado que en la misma medida en que me preparo para lo desconocido, el miedo se va, se reduce, asi que me alegra estar de acuerdo con tu articulo, muchas gracias por el aporte

  2. Pingback: He sentido miedo, mucho miedo - Echaleku.es Javier Echaleku – Pasión ecommerce – Kuombo.com

  3. Pingback: La soledad del empresario y del emprendedor

  4. Pingback: Iniciador Valencia sobre el miedo al fracaso Javier Echaleku – Pasión ecommerce – Kuombo.com

  5. Yasuri Mayari Atorrasagasti

    Echaleku, me siento más identificada contigo de lo que imaginas, yo he pasado por esas fases que describes en tu post y siempre tengo un estraño sentimiento, que yo le llamo “miedo propio” que ya hasta le tengo amor, es como una droga, no puedo vivir sin él. Por eso siempre estoy “inventando” como se dice en Cuba. Soy, quizás demasiado soñadora, y desde que llegue a España, mis sueños se han incrementado porque los veo más realizables, pese a lo que digan las personas que me rodean, que no dejan de aconsejarme que me prepare unas oposiciones! Pero llegué a la conclusión que soy de esas “emprendedoras de raza” como diría Hector, pero con “miedo propio”. Y es precisamente eso lo que hace posible que cada día me levante luchando por hacer realidad mis sueños, y que cada día dé aunque sea un pasito adelente, y cuando lo doy hacia atrás, no pasa nada, porque sé que al otro día lo volveré a intentar, y lo seguiré intentando hasta que lo logre!

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× 9 = 54