Es cierto que desde hace un tiempo no paro de participar, organizar o ayudar en la organización de eventos relacionados con el ecommerce, llámese #kuombocafe, #comidaecommerce, #almuerzoecommerce, #oloquesetercieecommerce.
Es cierto que desde hace un tiempo no paro de hacer ponencias, cursos y talleres de comercio electrónico.
Es cierto que desde hace un tiempo estoy en todos los “saraos” de ecommerce, de social media, de marketing online y de emprendedores.
Es cierto que desde hace un tiempo no paro por Twitter y redes sociales rastreando, conociendo, comentando y aprendiendo.
Es cierto que desde hace un tiempo escribo asiduamente en mi blog, en blogs de colaboradores, en blogs externos y en publicaciones de prensa además de contestar a todos los comentarios y atender a todos los que me mandan mails consultándome dudas o inquietudes (a estos últimos pido disculpas porque a veces tardo en contestar por la masificación de correos).
Si, señoría, todo esto es cierto, todo esto y mucho más. Me declaro culpable, pero aviso que seré reincidente porque seguiré haciéndolo por mucho que le pese a usted, señoría.
Usted podrá pensar que no trabajo, que me paso el día de juerga y de paseo con amigotes igualmente reincidentes. Entiendo que usted piense eso desde su posición de persona importante e imprescindible en su juzgado. Lo entiendo y lo respeto.
Pero déjeme explicarle algo. Yo no soy imprescindible en mi empresa como lo es usted, todo lo contrario, por eso me puedo ir tranquilo las veces que sea. Yo solo soy uno más que tiene una misión y que para cumplir dicha misión ha de hacer todo aquello por lo que me declaro culpable. Pero no solo soy uno más, si no que seguramente soy el que menos sabe y por tanto el que más tiene que aprender para ayudar al resto del equipo.
El equipo en conjunto que es el que realmente sabe, el que está realmente especializado, desde el primero hasta el último. Un engranaje perfecto que sigue teniendo mucho que aprender y que sigue teniendo mucha ilusión en seguir aprendiendo. Igual que yo, señoría.
Por tanto, por mucho que a usted le pese, seguiré haciendo todo lo que me apasiona y usted no podrá ponerme una pena para que no lo haga.
Seguiré aprendiendo de gente excepcional que conozco todos los días, grandes apasionados que encuentro en las redes sociales y que desvirtualizo en cada evento.
Seguiré conociendo el mercado, haciendo negocios y llevando esa información al resto del equipo para que todos mejoremos más y más.
Seguiré compartiendo experiencias con todo aquel que desee compartirlas.
Seguiré probando, creando, fallando, midiendo, volviendo a probar, acertando y volviendo a intentar.
Seguiré ilusionado porque me apasiona mi trabajo, porque me apasiona la gente, porque me apasiona compartir, porque soy social, porque soy parte de algo que nace con todos nosotros y quiero ver crecer.
Por el equipo no se preocupe usted que ya nos encargamos nosotros mismos de organizarnos, de comunicarnos y de coordinarnos. De verdad, quédese usted tranquilo y en paz.
Es cuestión de organización y de prioridades porque también hay tiempo de estar con mi hijo. De educarle y verle crecer mientras le facilitamos un presente que le asegure un futuro.
…. Y os preguntaréis “¿quien es la acusación?” A veces la vida, la propia conciencia, los miedos, los fantasmas internos, la incertidumbre y la duda.
Y esta reflexión es la absolución.
¿Culpable o inocente?
No me hables de usted y mucho menos de Don que me haces más viejuno jejeje.
Gracias.
Somos almas gemelas jeje
Gracias Daniel, no tiene ningún mérito. Si no tuviera el blog lo escribiría en una lista de notas privada, ¿qué más me da compartirlo?
Gracias por tu comentario 🙂
Muy bueno Javier! Me siento identificado, pienso y me pasa lo mismo y tenia el mismo post en mente. De verdad! Somos culpables o inocentes? Yo lo tengo claro.
Un saludo!
Javier ojalá hubiera más personas como tú. Otro gallo nos cantaría. Y gracias por compartir tus conocimientos con los demás. Un post muy bonito.