Se habla mucho sobre si la ambición y el carácter competitivo son buenas o malas cualidades para los emprendedores. Ciertamente no se si son buenas o malas, pero os voy a contar mi experiencia y me encantaría que comentaseis la vuestra.
Yo siempre comparo cualquier proyecto de empresa como un deporte de competición. No me gusta llamarle trabajo porque, como disfruto tanto, no lo entiendo como tal si no más bien como algo que me llena y me motiva.
Otra cosa que me hace sentir igual es el deporte, ya he contado alguna vez que durante muchos años he practicado boxeo amateur de competición y he participado en varios combates como federado y amistosos.
Sin embargo, la forma de entender el deporte y la empresa es muy diferente en cada persona. Muchas veces he oído que, en el deporte, “lo importante no es ganar si no participar“. Lo que pasa es que quien dice esto no ha practicado boxeo o deportes similares. Si vas con la intención de participar, y no lo das todo para ganar, corres serio riesgo de que te partan la cara por unos cuantos sitios 🙂
Con otros deportes que no sean de contacto, como el fútbol, el baloncesto, etc, no hay riesgo de que te calienten los morros pero si que te calienten el orgullo al haber quedado segundo.
Dicho lo cual, si un emprendedor crea una empresa y debe competir en el mercado, ¿Debe entenderlo como un deporte para “pasar el rato” o de competición?
Claramente, si te olvidas de la competición y pasas por alto que esto es una jungla, corres el peligro de que tu competencia te pase por encima, te pisotee y te destruya sin piedad. ¿Es eso lo que quieres?
Cuesta mucho crear una empresa, cuesta mucho hacerla crecer y todavía cuesta muuuuucho más mantenerla sostenible en el tiempo. Incluso entrenando duro todos los días, teniendo ganas de ganar y siendo constante, tienes altas probabilidades de que tus contrincantes te tiren del mercado, ¿Cómo será de fácil que lo hagan si no estás atento al 100%?
En comparación al boxeo, una empresa es todavía mucho más difícil porque no estás solo ni depende todo de ti. Tienes un equipo que te acompaña en el camino, un equipo que debe ser de alto rendimiento e igualmente competitivo, y tú como emprendedor y empresario, debes ser capaz de crearlo y de motivarlo. Si el equipo no funciona será tu responsabilidad, si el equipo funciona será un éxito de todos.
¿Y la ambición? Hay muchas formas de definir este término. Según la RAE, la definición textual es: “Deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”
Ardiente ha de ser el deseo o no será deseo. Las cosas se desean ardientemente o son frías. Poder, en términos de mercado significa ser líder ¿Es malo querer ser líder en un sector? En cuanto a las riquezas creo que puedo pasarlo por alto, cualquier empresa quiere riquezas y si las consigue y las comparte con su equipo pues mejor que mejor. Dignidad, en si mismo, ya es un término positivo, sin interpretaciones posibles. Y la fama puede ser una consecuencia del éxito de una empresa o simplemente una estrategia de marketing que puede ayudar.
Ahora, coge cualquier emprendedor, quítale el carácter competitivo, elimínale la ambición y dime ¿que te queda?
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En esta vida siempre hay que tener ambición o también lo llamaría yo mantenerse vivo.
Está claro que el emprendedor es alguien ambicioso, que se quiere mantener vivo bajo cualquier circunstancia. Mucha gente en estos tiempos difíciles ha visto que iniciar una empresa (aunque sea de uno sólo) es una salida (luego hay otras tres por mar, tierra y aire). Yo mucho antes de esta crisis opté por ser dueño de mi destino, dentro de lo posible y de obligarme a estar despierto y vivo. Mucha gente al tener un puesto de trabajo se relaja. Piensa que cumpliendo con su trabajo nunca se va a ver con problemas para sobre vivir. El problema de esa actitud es pensar que las cosas son para siempre.
Me ha encantado la historia de Foreman. Un hombre competitivo y ambicioso pero noble. Estamos en unos momentos difíciles en los cuales mucha gente hará cualquier cosa por mantenerse vivo. Pero creo que ese “cualquier cosa” no tiene que ver con la ambición y la competición. No todo vale o no es válido. Competir no debe ser aplastar o arruinar a otro. Competir y ambicionar debe servir para crear cimientos, peldaños que nos permitan ascender y que brinden la oportunidad de ascender a otros. Nuestra sociedad se saneará y crecerá si actitudes como las de Foreman se premian y otras egoistas son apartadas y aisladas de la acción común.
Gracias Paco, me ha encantado tu comentario
Muy buena reflexión Luis Miguel, me refiero a lo de la necesidad de cooperación. Yo creo que se puede cooperar pero con empresas que aporten valor y no sean competencia.
Buen artículo.
Cada uno de nosotros somos el resultado de la lucha de millones de espermatozoides por llegar al óvulo. Solo uno lo consiguió y en esta partida no vale el participar.
En el momento actual de cambio hay actividades que necesitan de la cooperación, y la duda es ¿Encaja esto con el carácter competitivo?
Saludos.