Dicen que no se puede ser buen empresario hasta que vives una ruina importante. No sé si será verdad o totalmente necesario, pero cuando cuento mi historia a la gente le causa cierto interés y me animan a contarlo en el blog. Por este motivo he querido hacer un post que cuente esta historia con la esperanza de que pueda aportarle fuerza a todo aquel emprendedor que esté viviendo algo parecido a lo que yo viví.
Algo que viví como emprendedor.
Año 2001, después de 9 años en los que había emprendido varios pequeños proyectos y había trabajado por cuenta ajena en varias empresas, abandono Inditex-Tempe para montar una interesante empresa junto a dos socios más (al 33%, mancomunados 2 de 3 y a igualdad de condiciones… primer error).
Dicha empresa era una comercial de calzado en la que diseñábamos y gestionábamos la producción de zapatos de algunas de las marcas de ropa de uno de los grupos de firmas de moda más conocidos de España, en unas condiciones envidiables y muy apoyados por la dirección de la empresa y con muchas ganas de comernos el mundo.
En aproximadamente 4 años llegamos a facturar más de 4M € y la sensación que tenía era que estaba en un barco que nunca se pararía y no teníamos problemas en derrochar en la mejor oficina, los mejores sueldos, etc. Con esa actitud empezaron los problemas.
Recuerdo haber cometido tantos errores que podría escribir un libro de todo lo que no se debe hacer cuando creas una empresa, pero uno de los errores principales fue creerme el mejor y pensar que estaba por encima de los demás por el mero hecho de tener una empresa, cuando lo que debía haber hecho era ser más humilde y haber entendido la gran responsabilidad que entraña ser empresario.
En este post no voy a comentar todos los errores que nos llevaron a la quiebra, aunque los iré relatando en otros post, si no que prefiero enfocarlo a las sensaciones que recorrían mi interior cuando me di cuenta de que el barco se hundía y poco a poco tenía el fondo más cerca.
Recuerdo que en repetidas ocasiones mi director financiero me decía, –Javi, o hacemos algo o nos queda menos de 1 año de vida. Yo le miraba y le replicaba –Qué sabrás tu, esto no hay quien lo pare hombre de poca fe.
Lo malo es que estaba en lo cierto. Una bola de tesorería negativa se acercaba hacia nosotros y no éramos conscientes de la que se nos venía encima hasta que un día, como un tsunami financiero, llegamos a ser conscientes de que aquello había terminado.
Es entonces cuando te pones a hacer números, a mirar atrás, a darte cuenta de que tienes que despedir a tus compañeros que te han acompañado en el viaje, que tienes que plantearte el cierre de la empresa y te das cuenta que, más que el Dios que te creías que eras, resulta que no eres absolutamente nadie.
En un momento pasas de creer que lo tienes todo a tener una deuda de varias cifras repartidas en muchos sitios, proveedores, bancos, empleados, etc y cuando haces números piensas –¿Cómo voy a salir de esto?
Hay momentos que no se me olvidan como cuando tuvimos que sentar a nuestro equipo a decirle que esto había terminado. Todavía se me encoge el corazón al ver sus caras, no lo comprendían, ellos pensaban que todo iba bien y no entendían porqué tenía que terminar.
Otro momento que no puedo quitarme de la cabeza es el día en el que los socios estuvimos recogiendo la oficina y repartiéndonos lo poco que quedaba. Recuerdo que lloré mientras me pasaban los 4 años por mi cabeza en un flash. En ese instante ni siquiera era consciente de lo que vendría después y no podía imaginar que la agonía no había hecho más que empezar.
Cuando esos momentos pasan llegan los más duros, cuando empiezas a hacer cuentas y a ver todo lo que debes y a buscar alternativas para poder liquidar todas las deudas. Además llega un momento en el que cada socio debe emprender su camino y es entonces cuando te das cuenta de que estás solo, que tienes que tomar decisiones y buscar la forma de deshacerte de ese lastre.
A partir de aquí tienes que tomar una de las decisiones más importantes de tu vida; dar la deuda por perdida, cambiar de teléfono, desaparecer del circuito bancario y asumir que nunca más tendrás nada a tu nombre (muchos me aconsejaron ese camino como el más fácil), o hacer frente a la deuda, cueste lo que cueste, e intentar liquidarla en el menor tiempo posible (muchos me decían que esa deuda iba a ser imposible de liquidar).
Mi decisión fue liquidar la deuda e intentar volver a ser persona empezando desde cero cuando consiguiese eliminarla. Pero no fue fácil, muchas veces estuve a punto de tirar la toalla y abandonar, pero enseguida entendía que había tomado una decisión y que si abandonaba iba a tirar por la borda todo el esfuerzo anterior, así que seguía adelante.
Me confeccioné un plan financiero personal, monté una Excel para cada mes en la que diseccionaba mi deuda en todos los préstamos, intereses de cada uno, tarjetas de crédito, partidas vencidas y pendientes de liquidar, deuda con terceros, etc y empecé a trabajar en Vodafone porque podía tener sueldo fijo y comisiones, por lo tanto cuanto más vendiese más ganaba y más rápido podía liquidar las deudas.
En aquel momento no llevaba ni cartera, porque no tenía nada que meter dentro. Solo llevaba en el bolsillo mi DNI, mi Carnet de conducir y algún billete o monedas para pasar la semana. El resto del dinero que ganaba iba directamente debajo de un colchón para, mes a mes, según mi plan financiero, ir reduciendo la deuda con los criterios que había seleccionado, eliminando primero todo aquello que estaba generando más intereses y que por tanto engordaba la deuda.
No te puedes imaginar lo rápido que puede crecer una deuda vencida, si la dejas pasar llega un momento en el que casi se puede duplicar de un año a otro, así que elimina primero todo lo que genere intereses por demora, por vencimiento o por lo que sea.
Con mucha paciencia durante varios años y con una gestión muy exhaustiva de mi plan financiero y de mis excels, con mucho trabajo y con el objetivo siempre presente de eliminar todo aquello lo antes posible fui pagando todo lo que debía. Recuerdo cuando a uno de los compañeros le pude entregar un sobre con su última paga extra de Navidad que había quedado pendiente en el cierre de la empresa. Cada pago que hacía era como una entrada de aire fresco en mis pulmones y ver cómo mes a mes, año a año, la Excel iba haciéndose más pequeña era la esperanza de que tarde o temprano saldría de aquello.
Mientras escribo recuerdo muchos momentos en los que casi no tenía ni para comer, fines de semana en casa en los que la única cena era un bocadillo, pero no porque me apeteciese si no porque no había nada más que eso y agua.
Y muchos recuerdos de cuando me creía invencible!!!
A los pocos años, casi los mismos que duró la empresa, conseguí liquidarlo todo y empecé a ser persona, volví a tener una cuenta en el banco, una tarjeta (de débito, eso sí, no quería más créditos) y me compré una cartera 🙂
Lo malo, o lo bueno, es que la cabra siempre tira al monte, y después de terminar con todo aquello, en un viaje que hice con mi ex-mujer (cuando todavía éramos pareja), me vino de nuevo el gusanillo emprendedor y mientras ella conducía le dije – Laura, he pensado que ¿qué te parece si dejo Vodafone y monto una empresa con una idea que he tenido?
Y así empezó kuombo, que tampoco fue fácil y lo contaré en otros posts.
He de agradecer a Laura, mi socia, todo el apoyo que he recibido por su parte ya que me conoció cuando yo no llevaba ni cartera y ha sido la que más me ha animado a seguir hacia delante en los momentos de flaqueza.
Espero que esta resumida historia anime a la gente que se encuentre en esa situación a no tirar la toalla, al fin y al cabo cuando una empresa cierra o un proyecto no sale adelante solo es culpa de los que lo llevan a cabo, nunca es de los demás, y hay que asumirlo con responsabilidad, diligencia y mucha, mucha humildad.
26/12/2011. He decidido seguir contando la historia en el siguiente post “volver a emprender después de un fracaso”, espero que os guste.
Tengo una empresa. Solo tiene tres meses de haberse constituido. Desde el año pasado en Dic inicié operando como Distribuidor de Alimentos. Pero ya venia trabajando independiente hace más de tres años. Cuando decidí constituir la sociedad lo.hice siempre pensando en que, a pesar de altos impuestos y detalles , esto brinda mayor seguridad a clientes y proveedores que haciendolo como persona. Ahora tambien pensando en el mercado internacional. Pero hasta hacer los papeles de constitución fue todo un sacrificio, ya que no he pedido.un peso de préstamos a bancos precisamente por la inestabilidad que viven los emprendimientos. Como dicen algunos aquí en los comentarios todos quieren emprender. Si supieran que el sueño no es suficiente. Es un camino….para historias. Y me enoja mucho que los demás siempre pendientes de cuánto vendes, te preguntan por qué no.has comprado carro, cuando.te saludan tus “amigos” que nunca fueron amigo porque uno.sabe cuando.un amigo necesita de tí y solo.te miran de arriba a abajo y preguntan qué hace una mujer con botas de ingeniero y yo.respondo que los tacones los.uso para ocasiones muy especiales. En fin… seguimos adelante y sin duda, escuchando y preguntando a los que saben más que hablar y asimilar. Hoy los mercados cambian las.tendencias tan rápido que debemos tener esa capacidad y aún así mantenerse creciendo poco a poco. También no depender de un solo ingreso. Si hay q emplearse mientras o generar otra fuente hay que hacerlo. Hoy es necesario. Abrazos! Los admiro y pido a Dios que les ayude a solucionar cada problema y logren, perdón, logremos salir muy bien de estas pruebas!
Buenas Javi , he leído tu comentario , la verdad que me siento identificado contigo . Yo tengo una empresa que nos dedicamos a montar ascensores en edificios que no tienen . La monte hace 4 años , actualmente estoy como tú cuando no tenías nada . Debo a bancos , proveedores , comunidades paradas por no tener liquidez y sinceramente , esto no sé lo deseo a nadie . Yo lo estoy pasando muy mal no veo salida , tengo asiendad , me cuesta dormirme por las noches y levantarme por las mañanas. solo sé que comunidades , bancos , proveedores , empezarán a denunciar y mi deuda será una deuda que me veré negro para pagar . Sé que saldré de esto con trabajo y mucho sacrificio , pero primero he de creérmelo .
Me gustaría que me aconsejases para intentar enfocarlo de otra manera .
Gracias
No se como lo lograste, por favor vente a mi empresa y ayudame a salir de la ruina, yo ya no se que hacer…impresionante tu historia…me ha hecho llorar…yo no tengo el valor de renunciar a mi sueño…no puedo cerrar, es peor la sensacion de fracaso que las deudas…y tengo muchas! Tengo una pregunta: De verdad nunca pensaste en tirar la toalla? en acostarte un dia y no volver a levantarte?